alianza de consumidores y productores orgánicos

El consumo es un acto implicado ética
y políticamente, no es un acto inocente

PRODUCTORES Y CONSUMIDORES TENEMOS RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS

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Autonomía

Generando suficientes ingresos para la familia con la actividad agropecuaria.

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Intercambio Justo

Lograr una distribución equitativa entre productores y consumidores.

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Participación

Basada la inclusión en políticas de cooperación de la sociedad civil y el estado.

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Respeto

Se basa en un contrato entre productores y consumidores por la autonomía social.

LA ALIANZA

Consumidores y productores ecológicos

Fue creada en Cali en el año 2008 como resultado de un proyecto del CELA para estimular la producción agroecológica, lo mismo que mecanismos fundados en la confianza entre productores y consumidores para garantizar los alimentos producidos orgánicamente.

CUAL ES

El Objetivo de la Alianza

Es consolidar la solidaridad entre productores y consumidores estimulando la credibilidad, la confianza, la relación ética, de manera que sea posible establecer mecanismos alternativos de certificación, mediante el rescate de la palabra del agricultor, la cultura de la expresión de la verdad hasta crear un ambiente social de confianza, de credibilidad entre productor y consumidor.

productores y consumidores tenemos responsabilidades compartidas
fundamos nuestra ALIANZA en los siguientes principios

Seguridad y autonomía alimentarias. Intercambio justo con precios asequibles. Participación, desde la autonomía y el respeto a la pluralidad, en acciones contra las tendencias que globalmente erosionan la producción orgánica de alimentos sanos, el consumo responsable y la supervivencia de la agricultura familiar y de los pequeños productores.

IMPLICACIONES ÉTICAS Y POLÍTICAS DEL CONSUMO

El consumo es un acto éticamente implicado porque es una acción humana que resulta del ejercicio de nuestra voluntad para elegir. Cuando elegimos en una u otra dirección, uno u otro producto, la decisión de nuestra voluntad tiene consecuencias personales y colectivas. Hacemos elecciones cada día para satisfacer deseos o necesidades y también para orientar nuestras vidas en un cierto sentido. Nuestras elecciones de consumo, por intrascendente que parezca el objeto de las mismas, siempre tienen alguna incidencia colectiva en las relaciones entre productores y consumidores.

Nuestra voluntad para elegir es el fundamento de nuestra capacidad moral, lo que mismo que de nuestra responsabilidad ética, jurídica y política. Desplegamos la voluntad en cada situación inspirándonos en nuestro conocimiento de las cosas y motivados por la fuerza de nuestros deseos. Si bien nuestra voluntad siempre deambula asediada por la incertidumbre y el azar, que en ocasiones pueden anularle con el mismo poder de un determinismo genético, geográfico o histórico, a la postre conseguimos sortear los factores en contra aprendiendo a reconocer en cada caso el alcance de nuestras posibilidades y conjugando nuestras habilidades para cambiar circunstancias adversas y, en algunos casos, inclusive, vencer ciertos determinismos.

En ejercicio de nuestra responsabilidad moral debemos demandar en cada caso información confiable sobre los productos o servicios. Este es el sentido del derecho a la información para acceder al conocimiento de las cosas y para demandarlo cuando por alguna circunstancia se nos niega u oculta. Sin información ni conocimiento la voluntad queda al garete, expuesta a las trampas de la manipulación y, en el mejor de los casos, al azar.

El consumo es un acto políticamente implicado porque de consumo tienen una influencia decisiva en el escenario político del mundo. El consumo puede ser un acto liberador o, por el contrario, una decisión para reafirmar los poderes que envilecen nuestras vidas. Porque no podemos ignorar cuan serviles somos al elegir productos a ciegas, manipulados por la resonancia simbólica de las grandes marcas. Tampoco que el poder de las maquinarias que arruinan nuestras vidas (léase gobiernos autoritarios, corporaciones transnacionales u otros) depende de nuestra voluntad, en otras palabras, de la decisión anónima de millones de imbéciles que les toleran o compran sus productos.

Por eso y mucho más la prioridad política es convertir la conducta cotidiana en el escenario privilegiado de la política. El camino de la liberación comienza por abolir todas las formas de dominación que malogran nuestra voluntad de manera que resulte neutralizado el poder de grandes concentraciones sobre nuestras vidas merced a su control monopólico de la producción de alimentos, las semillas, las comunicaciones y, en fin, la propia existencia.

Haz parte de este maravilloso sueño en el que consumidores responsables y productores con verdadera conciencia ecológica se unen para lograr un mejor futuro para todos

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